miércoles, 7 de julio de 2010

La lección del día! ^^

Queridos lectores, he encontrado esta historia (que en estos momentos me ha venido mejor de lo que pensaba... Dios ha querido que diera con ella! ^^)

Cuenta una vieja leyenda de los Indios Sioux, que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Azul, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

- Nos amamos- empezó el joven.
- Y nos vamos a casar- dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo… Queremos un hechizo, un conjuro o un talismán, algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte.
- Por favor… -repitieron - ¿hay algo que podamos hacer?

El viejo los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y anhelantes esperando su palabra…

- Hay algo… -dijo el viejo- pero no sé… es una tarea muy difícil y sacrificada.

- Nube Azul -dijo el brujo- ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos y cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena. ¿Has comprendido?

- Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo- deberás escalar la Montaña del Trueno. Cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí viva el mismo día en que vendrá Nube Azul. ¡Salgan ahora!

Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte y él hacia el sur.

El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas: eran verdaderamente hermosos ejemplares.

- Y ahora, ¿qué haremos? -preguntó el joven - ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No - dijo el viejo.
- ¿Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne? - propuso la joven.
- No - repitió el viejo - Harán lo que les digo: tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero. Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad de volar libremente, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

Este es el conjuro - dijo el anciano - : jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como el águila y el halcón. Si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse el uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos…pero jamás atados.

Libera a la persona que amas para que ella pueda volar con sus propias alas.

Respeta el derecho de las personas de volar rumbo a sus sueños.

La lección principal es saber que sólamente libres, las personas son capaces de amar.

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